Ya está, decidido: este año tus vacaciones tendrán vistas a la bahía de Santa Ponsa. Mediterráneo en su más pura esencia, en un rincón alejado del ajetreo habitual de las zonas más turísticas de Mallorca, escondido en la costa oeste y desde la que se pueden disfrutar algunas de las mejores puestas de sol de la isla. Se trata de la exclusiva área de Costa de la Calma, un paradisíaco enclave en el que pequeños apartamentos, villas de lujo y hoteles de categoría se mezclan con un paisaje natural y relajante, ideal para los que quieran unos días de descanso junto al mar, celebrar un evento especial o sencillamente pasar las vacaciones de verano con la familia a un paso de la playa y la montaña.
De escasa población pero con todo tipo de servicios, la Costa de la Calma es un lugar incluso desconocido para muchos mallorquines y, los pocos que lo conocen, suelen querer guardar el secreto: conservar la tranquilidad y la paz que se respira en esta zona es todo un reto que, por el momento, se ha mantenido intacto, pero nunca se sabe por cuánto tiempo.
Cuando uno llega por primera vez a la Costa de la Calma parece haberse trasladado a la Mallorca de los primeros años de explosión turística, con la isla todavía virgen y apenas salpicada por algunas construcciones junto al mar. Sorprende porque actualmente es difícil encontrar en Mallorca lugares que se conserven con el encanto de antaño y estén tan cerca de núcleos turísticos de primer orden como puede ser la propia ciudad de Palma (a unos 20 minutos en coche, conectada directamente por autopista) o el pueblo de Santa Ponsa, que está a menos de 5 minutos caminando por el sendero de la costa.
Pero la Costa de la Calma lo ha conseguido y es esa pequeña Galia mallorquina en la que escapar de todo, disfrutar del sol, el mar, una cañita sobre las rocas, un rico y tradicional pa amb oli, una tarde de senderismo junto a la orilla del Mediterráneo, una cena romántica o un día completo de deporte: kayak, buceo, golf, paddle surf…
Los hoteles de la Costa de la Calma se caracterizan por estar integrados en su entorno de forma sutil, aprovechando la belleza natural de la zona y creando espacios nuevos que la revitalizan sin estropear su estampa (aunque siempre hay excepciones). Uno de estos ejemplos es el IBEROSTAR Jardín del Sol, un Solo Adultos que está sobre el acantilado de la bahía de Santa Ponsa y ofrece habitaciones con terraza y Jacuzzi desde las que disfrutar del amanecer y el atardecer con unas vistas incomparables.
Otro de los grandes exponentes de alojamiento en la bahía de Santa Ponsa es el Marítim Hotel Galatzó, un hotel spa en la Costa de la Calma diseñado para familias, escapadas de relax y la celebración de congresos, conferencias, bodas o viajes de incentivos. Está en una ubicación privilegiada que lo hace único, ya que suma los encantos de la costa con los de la montaña (está muy cerca de la que precisamente le da nombre: el Puig de Galatzó) y es uno de los mejor valorados por los usuarios en portales como Tripadvisor o Minube.
Las fiestas patronales de la zona son en verano, se celebran con música de verbenas y los tradicionales correfocs de dimonis (desfiles y bailes alocados de grupos de vecinos vestidos como demonios que danzan alrededor del fuego al son de los tambores). Hay buenas zonas para que jueguen los niños, no suele ser un área muy transitada por coches y, de hecho, una de las mejores formas para recorrer toda la bahía de Santa Ponsa es la bicicleta.
Muy cerca están las playas de Peguera, Cala Fornells, la propia playa de Santa Ponsa y otras pequeñas calas en las que disfrutar de más recogimiento y tranquilidad. Para moverte por la zona, lo mejor es preguntar en la recepción de tu hotel ya que no suele salir en las guías y las pocas reseñas que hay no incluyen los espacios, bares y restaurantes más interesantes, que haberlos hailos, pero están bien escondidos.