Este post va dedicadísimo a todos los que saben disfrutar de una buena mesa, vayan donde vayan de viaje. Esos aventureros de paladar atrevido que no dudan en probarlo todo y más, que viven y exprimen al máximo sus días en el destino degustando sus especialidades y sus platos más típicos y que no siempre están en los circuitos turísticos habituales. En concreto, se lo dedicamos a los que van a ir a Hungría este verano y están buscando como locos ya su alojamiento en Budapest. A todos ellos, para abrir boca, ahí va un pedacito de Hungría envuelto entre manteles. Así, directo al paladar.
No te puedes ir sin… probar un buen Goulash. Es el plato más internacional y uno de los guisos más exquisitos que se pueden saborear en todo el mundo. Solo apto para carnívoros y personas a las que no les de reparo un plato llenito de especias y picantes. Aunque no es excesivamente graso, sí es consistente y, si no eres de mucho comer, apostando por él como plato único quedarás perfecto. Hay muchísimos lugares en los que tomarlo, pero si eres gourmet, gourmet, no debes dejar de ir al Hungarikum Bistro o pasarte por el restaurante del Grand Hotel Budapest, donde es excelente. Si tienes la oportunidad, quédate una noche en este hotel en el centro de la capital de Hungría: las habitaciones en Budapest que ofrece son increíbles y, además, posee uno de los centros de spa en Buda más completos.
Nada como… los arroces húngaros. Sí, ¿sorpresa? Pues es lo que hay, no solo en Valencia saben de arroces. En Budapest hay una larguísima tradición y con este cereal hacen platos maravillosos. Por ejemplo, las bolitas de arroz y carne, que se sirve acompañadas de tejföl, el arroz con pollo y paprika, la ensalada de arroz que es una auténtica fantasía de colores (lleva arroz amarillo) con pimiento, pasas, tomate seco, perejil; el arroz a la húngara que se hace con mejillones…
Todo lo que… lleve tejföl (que es una crema agria que hace de base para las salsas típicas húngaras) es digno de ser paladeado. Su sabor es intenso y delicioso, combina con casi todo -ya sea carne, pescado o verduras- y es el acompañamiento perfecto para los tradicionales ñoqui de Hungría que, al contrario que los italianos, se parecen más a pequeños granos de arroz.