Nadie puede negar que uno de los grandes hitos que colocaron a Barcelona en lo más alto del panorama internacional fueron sus espectaculares olimpiadas de Barcelona 92. La organización, las instalaciones creadas para acoger a los mejores deportistas del mundo, el carácter innovador y creativo de su gente y, por supuesto, la belleza de la propia ciudad y su cultura conformaron un todo que cautivó al mundo y que, más de 2 décadas después, sigue manteniéndola como el gran destino turístico de España, por delante incluso de Madrid.
A pesar del tiempo, la huella de aquella gran cita deportiva universal permanece imborrable no solo en la memoria de todos los españoles sino en las propias calles y lugares de la ciudad: la Barcelona olímpica es parte de la Barcelona de hoy y una de las facetas a las que bien merece la pena dedicar una jornada o al menos una mañana de visita durante nuestra estancia en la ciudad condal.
Hotel Barcelo Raval en Barcelona
Un paseo por la villa olímpica
En el barrio de Sant Martí, más allá del parque de la Ciutadella y en pleno corazón del Poblenou, se extiende La Vila: una gran zona marítima, con su paseo lleno de bares y restaurantes, puerto deportivo y grandes edificios residenciales que, en su día, recibieron varios premios al diseño y la arquitectura, dando vida a una zona urbana que quedaba fuera de los circuitos habituales de turismo y paseo en Barcelona.
Lo que antes se llamaba el Fort Pius cobró de pronto un sentido distinto: durante las olimpiadas se configuró esta zona como el lugar de residencia de los deportistas de todo el mundo que llegaron a demostrar sus esfuerzos y logros a Barcelona, pero toda la obra se realizó con el claro objetivo de hacer de esta área que se enmarcaba en la zona de la laguna del Poblenou un lugar lleno de vida.
La villa se dibuja entre las calles de Salvador Espriu, Marina, Llull, la Avinguda d’Icària y la calle de Vicens i Vives. Combina espacios verdes con completos servicios para sus residentes y visitantes: aquí se encuentra el campus de Comunicación de la Universitat Pompeu Fabra, con sus múltiples centros, auditorios, bibliotecas… Un gran centro comercial, estación de metro, tranvía y bicicleta pública (ideal para moverse por el centro de Barcelona, en cualquier época del año).
Uno de los escenarios que mayor legado olímpico ofrecen es el puerto olímpico, alrededor del cual se ha ido creando una zona de ocio diurno y nocturno de moda, con locales, restaurantes y un gran parque en el que disfrutar del excelente clima barcelonés. El puerto deportivo es uno de los más grandes de la costa catalana y ofrece espacio para embarcaciones de gran capacidad.
Un poco más allá se abre la playa de la Nova Icària, ofreciendo una parada irresistible al visitante que acude desde primavera a otoño: el Mediterráneo está frío de noviembre a mayo, pero el sol calienta lo suficiente como para tumbarse y relajarse al lado del mar.
Al otro lado, mirando al centro de Barcelona se encuentra la Barceloneta, el zoo, el Aquarium y el Hospital del Mar. Toda una zona que se puede recorrer tranquilamente caminando hasta llegar al puerto de Barcelona.
Alojamiento en la villa olímpica
En este barrio junto a la Ciutadella se encuentran algunos de los mejores hoteles de Barcelona. Buenos precios, espacios más amplios que los del centro de la ciudad y con servicios más completos. Algunos de los hoteles en la villa olímpica de Barcelona destacan por estar más orientados a un público business que al viajero de ocio, sin embargo, la mayoría son perfectos para una escapada de fin de semana a Barcelona.
Es importante ver la cercanía de estos hoteles al centro de Barcelona y a las paradas de metro, bus y tranvía, ya que caminar hasta el caso histórico de la ciudad exige un buen paseo, no demasiado práctico para hacer todos los días. Es más, si uno busca combinar playa y ciudad, cuanto más cerca esté el hotel de la playa de Nova Icària o la Barceloneta, mejor.
Reservar habitación junto a la plaza de las Glórias, el Fórum y el Puerto Olímpico puede ser una buena opción para tener de todo un poco. Aunque para los amantes de la vida nocturna lo mejor siempre será optar por reservar un hotel en el centro de Barcelona.
Para moverse
El mejor consejo que uno puede tomar para moverse por Barcelona es abandonar la idea de un coche particular: taxis, autobuses urbanos, tranvía y, por supuesto, a pie o en bicicleta. La ciudad es amable y el clima no supone ninguna excusa (más bien al contrario) para caminar o desplazarnos sobre 2 ruedas.
Otra opción es alquilar una vespino o motocicleta. Barcelona, al igual que en el resto del Levante español, es una ciudad perfecta para las motos de pequeña cilindrada. E incluso puede ser toda una experiencia, sobre todo si es algo que en tu ciudad de origen no puedes disfrutar tanto como quisieras.