Catalonia Hoteles ha lanzado un órdago claro a todo el sector: el futuro es el presente y en él no cabe otra cosa que garantizar al huésped un espacio que suponga una experiencia mucho, muchísimo más allá de la simple comodidad y el descanso. Es necesario destacar, apostar y dar entidad propia a cada establecimiento, todo, sin renunciar a un hilo conductor que dote de coherencia y consistencia al portfolio integral de la cadena. Una línea de trabajo que reconforte la imagen y la haga identificable a golpe de vista, esté donde esté el hotel o resort concreto.
Esta filosofía de trabajo que, así resumida, parece muy sencilla tiene detrás un concepto muy pensado y elaborado, una inversión económica constante y un gusto especial por los detalles y la excelencia. No hablamos, sin embargo, de hoteles 5 estrellas sino de establecimientos de 3 y 4 estrellas que tienen cabida tanto en las zonas más urbanas como en las áreas típicamente orientadas al turismo más vacacional.
Ejemplos de este cambio de concepto y esta apuesta renovada son algunos de los hoteles emblemáticos en Barcelona de la cadena, que han dado un giro más especializado, brindando al cliente un ambiente diferencial que, de algún modo, siempre conecta con el destino específico en el que está el alojamiento y con los atractivos que éste ofrece. Los servicios se han ampliado y perfeccionado, dando más gratuidades (wifi, desayunos incluidos, amenities, detalles de bienvenida…) y configurando paquetes cerrados para un tipo de huésped muy concreto (business, joven, parejas, grupos de amigos, familias con niños o deportistas, por ejemplo).
Pero lo más llamativo o lo que salta a primera vista en el caso de los hoteles de Catalonia es su buen gusto por el diseño de vanguardia, su inversión en la renovación de espacios privados y comunes orientándolos a un alojamiento que vendría a representar la posibilidad de descansar en esa habitación de decoración exquisita con la que muchos soñamos poder tener en nuestras casas.
Así, hoteles como el Catalonia Atenas, el Catalonia Las Cortes o el Catalonia Sagrada Familia sorprenden por su delicadeza en mobiliario, incluso en aquel que se destina a espacios poco visibles. Cada uno con sus características propias, todos siguen esa línea de vanguardia, de estilos modernos, a menudo minimalistas y combinados con detalles barrocos o de otras tendencias que le dan ese toque único, personal del que a menudo adolecen ciertos hoteles mal llamados de diseño y que no dejan de ser la viva imagen de un catálogo de Ikea.
Y, aunque aún pueda parecer más sorprendente, todo este gusto por el estilo de vanguardia lo han llevado al otro lado del charco, aportando al sector dos de los mejores resorts en Riviera Maya y Bávaro que puedes encontrar en el Caribe a nivel estético. No desmerecen tampoco en servicios e instalaciones y, a pesar de no ser resorts de lujo ni los más grandes de estas zonas eminentemente turísticas, sí están empezando a mover los cimientos de los tradicionales resorts caribeños en favor de hoteles de playa llenos de buen gusto y arte. Sí, todo sin abandonar la tradición de estos destinos, sus colores, sus esencias y su carácter propio.