Creta es una de las islas más emblemáticas e importantes de Grecia en lo que a turismo, cultura y tradición se refiere. Destino habitual de millones de europeos durante el verano, es una isla mágica que ofrece una experiencia cargada de esencia mediterránea: gastronomía exquisita, playas paradisíacas, cala escondidas, paisajes suaves y un patrimonio artístico e histórico como se puede encontrar en pocos lugares.
Viajar a Creta es una de las propuestas más interesantes si estás pensando en unas vacaciones en Grecia con la familia: Creta es la isla más grande de Grecia y la que ofrece servicios más completos a la hora de moverse con niños. Los hoteles en Creta están bien equipados, muchos pertenecen a cadenas reconocidas mundialmente y se encuentran en lugares tan hermosos como la playa de Panormo y la playa de Psalidi, ambas bañadas por el Mar Egeo.
Los vuelos se pueden coger a Atenas y luego reservar viaje en barco a la isla o bien optar por tomar directamente un vuelo a Creta (muchos hacen enlace inevitable en Atenas, con destino a uno de sus aeropuertos principales, el de Heraklion (Nikos Kazantzakis), que es el de la capital, o el de Chania (Ioannis Daskologianis).
Reservar habitaciones familiares tanto en Playa de Panormo como en Psalidi es sencillo, económico y cómodo, pero existen otras muchas zonas similares alrededor de toda la costa de Creta. Lo mejor, siempre que se viaje con niños, es optar por elegir un alojamiento que ofrezca todo tipo de servicios directamente vinculados al hotel, de este modo, se evitan imprevistos y sorpresas de última hora que pueden complicarnos el viaje.
Una vez elegido el alojamiento, solo se necesita poner a punto todos los sentidos y disfrutar. Creta es puro Mediterráneo: azules turquesa, beige, terracota, verdes intensos… Los colores de esta isla te trasladarán a un universo mágico en el que el descanso y los pequeños placeres de la vida cobran todo el protagonismo que le robaron los meses de trabajo y rutinas.
Destacan sus decenas de templos y monasterios que, gracias a la intensa luz de esta isla griega, brillan y se perfilan en el horizonte junto con sus grandes montañas blancas (Levka Ori) como destino de paz y tranquilidad en el que reposar y disfrutar de ver, simplemente, cómo transcurre el tiempo.
Pero además de la vida contemplativa, Creta invita a disfrutar del paladar. Sabores de siempre, auténticos y cultivados en sus tierras aparecen combinados en los deliciosos platos de las múltiples tabernas típicas que uno puede encontrarse en la isla: aceite de oliva verduras y hortalizas, pastelitos de miel y yogur, los frutos secos, los quesos y las ensaladas frescas… Todo preparado con el máximo cuidado por mantener el sabor único de cada elemento.
Junto con la gastronomía y las playas, el principal atractivo de Creta es su riqueza histórica que se puede observar aún a día de hoy prácticamente intacta en sus increíbles yacimientos, templos y monumentos espectaculares. Los vestigios minoicos son los más populares, ya que es uno de los pocos lugares donde se pueden apreciar piezas de factura única y templos impresionantes como el Palacio de Knossos. Otros lugares con gran patrimonio para descubrir son Rethymon, Preveli, Chania (la segunda ciudad más importante de la isla), Arkadi, Heraklion (la capital)…
La zona de playas de Creta más emblemática y llamativa es la que conforma todo el golfo de Mirabello, con el hermoso poblado de Agios Niklaos, muestra de la vida marinera que durante siglos dio de comer a los cretenses.
Animados, de carácter afable y acogedor, los habitantes de Creta son muy respetuosos con sus visitantes y siempre están dispuestos a ejercer de guías o recomendar lugares para ver y comer. Su vida es de ritmo relajado, salvo en Heraklion, que como capital está llena de propuestas y un dinamismo que contrasta con el resto de la isla y el carácter tranquilo propiamente mediterráneo.
¿Qué no te debes perder en Creta?
– La cueva Garganta de Samaria: una de las más famosas (aunque hay muchísimas en la isla). Es un gran parque nacional con rutas de senderismo muy interesantes. Algunas se pueden realizar con niños, pero es conveniente organizar bien el trayecto.
– Loutro: una de las zonas más vírgenes de Creta donde apenas hay carreteras con coches y el acceso es por mar.
– Sus tabernas: comer en una taberna tradicional, con música de fondo y probar sus deliciosos quesos con uvas.
– Las islas vecinas: si tienes tiempo, merece la pena informarse de las posibilidades de visitar alguna de las otras islas que hay cerca de Creta, algunas de ellas totalmente vírgenes.